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Derivados Financieros: ¿Para qué son? ¿Cómo funcionan?

agosto 26, 2020

Los derivados financieros son contratos cuyo valor es basado en un activo subyacente; los subyacentes que se utilizan son variados, llegan a ser acciones, valores de renta fija, tipos de interés y materias primas. Las materias primas son muy comunes a pesar de que se suele pensar que en los derivados financieros solo entran subyacentes del mismo tipo financiero.

Los derivados financieros no requieren de una inversión inicial grande, aunque esto dependerá de  lo que se vaya a negociar. Existen distintos tipos de derivados financieros y todos poseen diversas características. Los principales son los futuros, opciones, forwards y swaps. Sin embargo, hay dudas importantes que responder, las cuales son: para qué se emplean y cómo es su funcionamiento; así que si deseas saberlo sigue leyendo.

¿Para qué son los derivados financieros?

Los derivados financieros, también llamados instrumentos derivados, son empleados para diversos fines.

Se utilizan como instrumento de cobertura si es que poseemos un activo determinado y queremos estar seguros de que al momento de cambiar su valor podremos adquirir otros productos que estén interrelacionados con tal activo, y asimismo que su cotización sea la contraria del mismo; esto provocará que el valor de uno suba mientras que el del otro disminuya o viceversa, y con eso nos protegemos por un quebranto patrimonial debido a una bajada excesiva que tiene el precio de nuestro activo.

Y pueden ser también para especular mientras se juega con el valor de su activo subyacente. Por estas razones, se dice que los instrumentos derivados son utilizados principalmente para cubrir riesgos financieros, estos pueden ser de tasas de interés, mercado de capitales, monedas, entre otros.

¿Cómo funcionan los derivados financieros?

Los derivados financieros nos permiten fijar una fecha de compra o venta para que el activo real o financiero sea pagado en una fecha futura. La manera de funcionar de los derivados va a depender de cuál de ellos utilices. Como fue mencionado al principio, existen cuatro tipos de derivados financieros principales, que son los futuros, opciones, forwards y swaps.

Los futuros son contratos en los que se establece un precio y fecha de entrega, el monto va a depender del precio actual de su activo subyacente y de la tasa de interés del mercado.

El forward es un contrato realizado a la medida, donde se muestra la fecha de vencimiento, dependiendo de quién va a realizar la compra del forward. Es similar al futuro, sin embargo, el vencimiento y el precio es fijado por el cliente y en el contrato futuro ambas ya están establecidas.

Las opciones son el derecho de comprar o vender algún activo a un monto fijo y una fecha determinada, mas no es una obligación.

Por último están los swaps, los cuales son definidos como un intercambio de flujos; estos se pueden ver usados por quienes tienen una tasa variable y desean una tasa de interés fija, o también por quienes quieren cambiar la divisa de sus obligaciones.

El uso de cada una de estas se verá dependiendo de lo que desees. Utilizar los instrumentos derivados puede traer grandes beneficios, uno de ellos es que protege al inversor frente a pérdidas y los beneficia por medio de las ganancias del activo. Aunque también puede aportar consecuencias, lo importante es saber manejarlo para que esté de tu lado.