Luego de 12 años de discusión legislativa y gracias a un acuerdo transversal en el Congreso, finalmente se ha aprobado la nueva Ley de Adopción en Chile, marcando un hito en la protección de los derechos de la niñez y la adolescencia. Esta normativa, largamente esperada, representa un cambio profundo y positivo en la forma en que el país aborda los procesos de adopción, poniendo en el centro el interés superior del niño y modernizando un sistema que había quedado obsoleto.
La ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro, subrayó la relevancia de esta aprobación al señalar que “teníamos una deuda tremenda con niños, niñas y adolescentes, especialmente con los más vulnerados, con una legislación que estaba obsoleta y que requería ponerse al día con los distintos avances que ha tenido nuestro país”. Esta nueva ley se articula con la Ley de Garantías de la Niñez y la Adolescencia, actualmente en proceso de implementación, reforzando así el enfoque integral de protección a la infancia.
Entre los cambios más importantes introducidos por la nueva ley destaca el reconocimiento del derecho de los niños adoptados a conocer sus orígenes. Según explicó la subsecretaria de la Niñez, Verónica Silva, se trata de una innovación significativa: “Incluso reconoce la posibilidad, de forma voluntaria, de que los niños adoptados puedan tener vínculos y una relación post adoptiva con su familia de origen, cosa que es completamente nueva en el sistema”.
Actualmente, en Chile se realizan cerca de 250 adopciones al año. Sin embargo, con la implementación de esta nueva normativa, se proyecta que esta cifra podría casi duplicarse, gracias a procesos más ágiles, claros y centrados en el bienestar del menor.
La ley también redefine el proceso judicial de revinculación familiar, estableciendo plazos claros —entre 12 y 18 meses— para que el juez o jueza determine si el niño o niña debe reintegrarse a su familia de origen o, en su defecto, iniciar el proceso de adopción con otra familia. Esta medida busca evitar extensas esperas y brindar mayor estabilidad a los menores.
Otro avance crucial es la eliminación de la rígida prelación en el proceso de adopción. Ahora, se equiparan las posibilidades de adopción entre matrimonios, personas solteras y parejas con acuerdo de unión civil, siendo el criterio central el bienestar del niño o niña, y no la estructura familiar.
Asimismo, se abren excepciones para que las familias de acogida que han mantenido un vínculo prolongado con el niño o niña puedan convertirse en familias adoptivas, fortaleciendo los lazos afectivos ya existentes. Finalmente, la nueva ley perfecciona la tipificación del delito de obtención ilegal de menores, enfrentando así con mayor claridad y contundencia las adopciones ilegales.
Esta nueva Ley de Adopción representa una transformación profunda en el sistema de protección infantil en Chile, alineando el marco legal con los estándares internacionales y priorizando, en todo momento, el derecho de cada niño, niña y adolescente a crecer en un entorno familiar estable, seguro y amoroso.