
Chile ha dado un paso trascendental en su lucha contra la contaminación y el cambio climático: los residuos textiles han sido oficialmente incorporados como producto prioritario en la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (Ley REP). Esta medida permitirá establecer metas de recolección, valorización y gestión sostenible para un sector históricamente desregulado, pero de gran impacto ambiental.
Un nuevo producto prioritario para la Ley REP
Los productos textiles se suman a los seis productos ya considerados prioritarios desde el inicio de la Ley REP: neumáticos, envases y embalajes, aceites lubricantes, pilas, aparatos eléctricos y electrónicos, y baterías. Así lo anunció la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, quien señaló que este avance «marca un hito en la regulación de la industria textil, una de las más contaminantes a nivel mundial».
La ministra enfatizó que esta inclusión es fundamental para «iniciar el trabajo de una regulación que nos permita avanzar hacia una economía circular en este sector, promoviendo la reutilización, el reciclaje y la reparación de prendas».
La urgencia de actuar frente a los residuos textiles
Los datos son alarmantes. Según cifras oficiales, cada persona en Chile consume en promedio 32 kilos de textiles al año, lo que se traduce en más de 572 mil toneladas de residuos textiles anuales, equivalentes al 7% de los residuos sólidos urbanos per cápita. Este fenómeno está estrechamente ligado al modelo de consumo actual, basado en la moda rápida o “moda de usar y tirar”, que promueve el descarte rápido de prendas que han sido utilizadas solo unas pocas veces.
Además, menos del 1% de los materiales de una prenda son reciclados para crear nuevas. Esta baja tasa de reciclaje contrasta con el fuerte impacto ambiental de la industria textil, que genera más emisiones de gases de efecto invernadero que los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos, según la Fundación Ellen MacArthur.
¿Qué implica esta nueva medida?
Con la nueva resolución, se abre el camino para la elaboración de un decreto específico que fijará las obligaciones de los productores de textiles, incluyendo metas de recolección y valorización. Si bien este proceso tomará tiempo, desde ya las empresas que introduzcan textiles al mercado deben inscribirse en el Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC) y declarar anualmente la cantidad de productos comercializados.
Este requisito es un primer paso hacia una trazabilidad clara del impacto ambiental de la industria textil en Chile, y se alinea con la Estrategia de Economía Circular para Textiles al 2040, así como con los compromisos adquiridos en el marco del Acuerdo de París.
Oportunidades para la innovación y el empleo
Chile importa cerca del 92% de los productos textiles que se venden en el país, y es el cuarto mayor importador mundial de ropa de segunda mano, con más de 123 mil toneladas anuales. Esta realidad convierte al país en un punto clave para implementar soluciones sostenibles que no solo reduzcan el impacto ambiental, sino que además generen nuevas oportunidades de negocio, innovación y empleo verde.
La valorización de residuos textiles —a través del reciclaje, la reutilización o la reparación— puede abrir nuevas cadenas productivas, fomentar emprendimientos sustentables y consolidar un mercado basado en la economía circular.